martes, 26 de abril de 2011

EL CRISTO DE OCCIDENTE


EL CRISTO DE OCCIDENTE

La Enseñanza de la Sabiduría Occidental da una comprensiva descripción de la cosmogénesis. Tres grandes períodos evolucionarios han precedido a nuestro presente estado,. El Padre es el más elevado Iniciado del primer período, o sea el de Saturno. El Hijo, (Cristo), es el más elevado Iniciado del segundo período, o sea el del Sol, y Jehová es el más elevado Iniciado del tercer período, el de la Luna.
Bajo el régimen de Jehová y sus ángeles tuvo lugar la separación de los sexos, y también una división de la humanidad en tribus y naciones. La naturaleza de deseos era desenfrenada, así es que fueron dadas leyes, y "el temor de Dios" fue puesto contra los deseos de la carne. Todas las religiones de raza fueron ideadas por Jehova, estando adaptada cada una a las necesidades de la nación particular a que fue dada. Todas estas formas de adoración tuvieron por objeto preparar a la humanidad para el reino de Cristo, cuya misión es emanciparnos del dominio de la ley, bajo la cual todos pecan, y substituyéndole por el reinado del Amor, en el cual todos servirán.
Jehoyá trabajó sobre la tierra y la humanidad desde afuera, así como los espíritus grupales trabajan con los animales. Pero hace 2000 años, en el Bautismo, el Espíritu de Cristo descendió sobre Jesús y moró en su cuerpo hasta que tuvo lugar la tragedia del Gólgota, cuando entró en la tierra como Espíritu Planetario Interno.
Inmediatamente el Cristo comenzó a purificar el mundo de deseos, que estaba lleno de brutalidad y de egoísmo generados bajo la ley, y también a irradiar el amor y el altruismo, que tan lenta pero seguramente están penetrando al mundo. Así es que, a su tiempo, veremos seguramente “paz en la tierra, y buena voluntad entro los hombres ".

Pero el Gran Sacrificio había comenzado únicamente en el Gólgota; el Cristo está todavía "gimiendo y con dolores de parto", y debe continuar haciéndolo así hasta "el día de la manifestación de los hijos de Dios", el día en el que habremos progresado suficientemente como para guiar nuestro propio planeta en su órbita y cuidar de nuestros hermanos más débiles. No olvidemos que podemos acelerar o retardar el día de Su Venida por medio de las vidas que llevemos. Si vivimos para el mundo, prolongamos Su prisión y angustia; y así es como nos incumbe prestar atención a Su última admonición, de que cualquier cosa que hagamos, sea hecha en memoria de El; porque entonces estaremos trabajando para liberarle, apresurando de este modo el tiempo en el que le recibiremos "en el aire", cuando salga desde el centro de la tierra a la superficie y de allí al sol, de donde vino. La obra de la raza Aria ha sido desarrollar la razón, y bien que ha realizado este propósito. Pero de aquí en adelante la humanidad debe aprender a iluminar su razón mediante la luz interior del espíritu, y unir el conocimiento de su cabeza con el conocimiento del corazón. Debe aprender a iniciar toda acción desde adentro a través de su propio libre albedrío, y esta acción debe resultar en Servicio.
Se ha dicho que " la flor de las religiones se da siempre a la flor de la humanidad", y que todavía vendrán religiones más gloriosas. Sin embargo, hoy día el mundo está apenas empezando a captar débiles vislumbres de la elevada misión de Cristo que es elevar a la humanidad a la viviente realidad de la Amistad Universal.
En la Enseñanza de los Misterios Atlantes, registrada en el antiguo Testamento, aprendemos que el hombre, por su propio libre albedrío comió del "árbol del conocimiento", que trajo dolor y muerte al mundo, y como resultado, "fue expulsado del jardín de Dios, para vagar por los desiertos del mundo"; que Dios por compasión hizo un pacto con el hombre; que fue construido un tabernáculo, dentro del cual fue colocada el Arca que simboliza al espíritu humano, que nunca muere; que las varas del Arca nunca fueron quitadas, así como el hombre, como peregrino que es, no Puede nunca descansar hasta que llegue Por su propia elección a la meta humana.
Dentro del Arca estaba "el pote de oro del mana ", esto es, MAN (en inglés, hombre), caído del cielo, junto con una declaración de las leyes divinas que él debe aprender en "su peregrinación a través del desierto de la materia"; dentro de ella estaba también la "vara mágica " de Aarón, emblema del poder espiritual que está dentro de cada uno de nosotros, que nos apremia a seguir en nuestro camino al Místico Templo de Salomón. En el Antiguo Testamento están las huellas dejadas por el hombre en su descenso de los cielos, así como la historia de sus transgresiones a los mandamientos de Jehova, quien lo condujo y le guió a través de penas y dolores por el desierto de la materia hacia el reino de la paz, al que será introducido por Cristo.
El mundo difícilmente ha comenzado a vivir las enseñanzas internas del Cristianismo, sólo oscuramente está principiando a comprender su significado; sin embargo, lenta, pero seguramente, estamos marchando hacia el próximo cielo de progreso, que es la gran Sexta Época de la cual Cristo será el líder, una Época que reunirá a toda la humanidad, ya sean "Hijos de Caín" o "Hijos de Set", para trabajar en armonía en el Reino de Su Señor; una Época en la que los rayos de la Rosa Cruz derramarán la luz de la comprensión sobre toda institución humana, de modo que toda diferencia desaparezca ante el común servicio para el bien de todos, y la amistad unirá a las almas dispersas en el reino de Cristo. Cuando El haya plenamente perfeccionado la unificación del Reino, El lo entregará al Padre, como se afirma en la Biblia.
En la Enseñanza de Misterios Occidental se encuentra revelada la misión de Cristo, quien vino para señalar y preparar el camino a Su Reino, para que no solamente los rezagados pudiesen ser elevados, sino para que todos aquellos que estén dispuestos a entrar por el camino angosto y por la puerta estrecha, puedan encontrar la Luz y el Camino. El ya no es "El que vendrá", sino El que vendrá otra vez. Tampoco aparecerá El otra vez en la carne, la que, como dice Pablo, no puede heredar el Reino, sino en el cuerpo-alma. Cuando la humanidad haya desarrollado la consciencia etérica, podrá recibirle "en el aire". Pero "de aquel día, y de la hora, nadie sabe; ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre".
Entonces la ley que fue dada por Moisés será substituida por "la gracia y la verdad que vinieron por Cristo", y la corriente de humanidad que ha estado dirigiéndose hacia adelante en su prescrito derrotero, dará testimonio de que es posible obedecer el mandato divino de "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".

del libro Cristo o Buda

por ANNET C. RICH
Prologo por MAX HEINDEL

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